La iluminación de los espacios interiores juega un papel muy importante en nuestra salud. Conocer sus efectos y aplicar las soluciones adecuadas será una de las claves para diseñar hogares saludables.
La luz del sol es indispensable para la vida. Nuestro organismo necesita esta fuente de energía para revitalizarse, potenciar el buen humor o realizar nuestra particular “fotosíntesis” mediante la absorción y síntesis de la vitamina D. Este proceso es necesario para la fijación del calcio, regula la actividad del sistema inmunitario y ayuda a combatir las células cancerígenas.
Por lo tanto, la opción más saludable es integrar, siempre que podamos, la mayor cantidad de luz solar en los espacios interiores.
Potenciar la entrada de luz natural en todas las estancias de tu casa te proporcionará un mayor bienestar físico y psicológico.
La luz solar regula nuestro organismo
Nuestros ritmos biológicos funcionan en base a las variaciones cromáticas de la luz natural:
Amanecer
En la luz de la mañana predominan los tonos azulados, propicia para la actividad física y mental. Por lo que deberíamos de utilizar estas tonalidades en nuestra iluminación artificial para este momento del día.
Mediodía
A mediodía la luz es más intensa y brillante, con un predominio de tonalidades verdosas. Una excesiva exposición a esta luz de mediodía puede resultar perjudicial, por lo que su intensidad nos invita a pausar nuestra actividad y resguardarnos.
Atardecer
La luz de la tarde es más tenue y se tiñe de tonos amarillos y anaranjados, haciéndose más rojiza al oscurecer. De hecho, si echamos la vista atrás, siempre nos iluminamos de manera natural con hogueras o velas, una luz en la que dominan los rojos. Este tipo de luz propicia la producción de melatonina, la hormona encargada de nuestro descanso y regeneración. Motivo por el cual es recomendable utilizar estos tonos en la iluminación artificial de las estancias que utilicemos por las tardes y noches.

A día de hoy, en la población se está produciendo una carencia generalizada de luz natural, que conlleva la aparición de enfermedades relacionadas con nuestro sistema inmunitario y pérdida de vitalidad.
Si pasamos gran parte del día sin luz natural, con una iluminación artificial que no es adecuada, y además mantenemos las luces encendidas de noche, se producen desajustes en nuestros ritmos biológicos. Esta situación contribuye a generar un debilitamiento en nuestra salud, contribuyendo a la proliferación de enfermedades infecciosas, cambios en el estado de ánimo o falta de concentración, entre otras dolencias.
Antiguamente se asociaba el raquitismo con una carencia de luz solar y solamente se veían afectados los niños de clase alta y los trabajadores de la industria, que son los grupos de la población que menos se exponían al sol. Es curioso cómo a día de hoy se empiezan a dar casos de raquitismo en niños que utilizan un exceso de cremas protectoras solares.
¿Qué debes tener en cuenta sobre la iluminación artificial?
Aunque lo ideal sería el uso de luz solar durante la mayor parte del día, en nuestro estilo de vida es necesario iluminar artificialmente nuestros espacios interiores.

Muchas veces no le damos importancia a este aspecto, compramos lámparas (bombillas) sin tener en cuenta sus efectos en nuestra salud y bienestar. En cambio, la iluminación es una de las partes más importantes en el diseño interior. Son pequeños soles artificiales capaces de cambiar tu percepción de un espacio, de hacer que trabajes a gusto en un lugar, que tengas un descanso reparador o que te sientas con ánimo y vitalidad.
La clave para crear una iluminación saludable es seguir los parámetros naturales, tratando de “imitar” las variaciones de tonalidad en intensidad de la luz solar.
Nuestro ojo “espera ver” estos colores a lo largo del día para mantener el funcionamiento natural de los ritmos circadianos de nuestro cuerpo. Estos ciclos controlan las fases del sueño y la vigilia en función de la información que obtiene el cuerpo sobre las condiciones lumínicas de cada momento del día.
Antes de tomar decisiones sobre el tipo de iluminación más adecuado para cada estancia y momento del día, es necesario familiarizarse con algunos conceptos básicos:
Temperatura de color

Determina la tonalidad que emite cada lámpara en grados Kelvin. Es importante para escoger el tipo de color que necesitas en cada estancia según el momento del día en que la utilices y el tipo de actividad que realices.
- Las lámparas de 2000 a 4000 K aportan una luz cálida, similar a la del atardecer (que suele ser de 2000 K).
- Las lámparas de 4000 a 6000 K nos ofrecen un tipo de luz más fría, que se acerca a las tonalidades de la luz natural por la mañana (6000-10000 K) y al mediodía (4000-5000 K).
IRC (Índice de Reproducción Cromática)
Representa la cantidad de colores del espectro solar que reproduce una lámpara. Un IRC de 80, quiere decir que es capaz de reproducir el 80% del espectro de la luz del sol. Cuanto más alto sea el IRC, más saludable será la lámpara. Lo ideal son las de espectro completo o las de IRC superior al 90%.
Lux o intensidad de luz
Es el flujo o la cantidad de luz que incide en una superficie. Para seleccionar este parámetro, debes tener en cuenta tres factores:
- La distancia de la luminaria. Cuanto más lejos la sitúes, mayor flujo será necesario (por ejemplo, en plafones o luminarias empotradas en el techo). En cambio, en el caso de luminarias colgantes, necesitarás menos flujo.
- La cantidad de luminarias. Cuantas más luminarias instales, menos lux harán falta, porque la cantidad de luz se reparte entre varias.
- El uso de cada estancia. Necesitarás más flujo luminoso en lugares como las cocinas (mín 300-500 lux) y en zonas de estudio, trabajo o lectura (800-1000 lux.). En las zonas de paso, como los pasillos, es suficiente con 50-100 lux.
Tiempo de encendido
Es el tiempo que tarda la lámpara en alcanzar un flujo luminoso estable. Este deberá de ser lo más corto posible, alcanzando el flujo suficiente en cuanto se hay encendido.
Flicker o parpadeo
Se refiere a la inestabilidad de la luz. Estos parpadeos a veces son imperceptibles para el ojo humano, pero aún así nos afectan pudiendo causarnos molestias como dolores de cabeza o fatiga visual, dependiendo de la sensibilidad de cada persona.
¿Cómo crear una iluminación saludable?
Para escoger el tipo de iluminación más adecuada, antes debes tener claros dos aspectos:
1. ¿Qué actividades se realizan en cada estancia?
2. ¿En qué momento del día se utilizan?
Estos datos son muy importantes porque te ayudarán a determinar las necesidades lumínicas de cada zona respetando los ritmos biológicos de tu cuerpo.

Te propongo algunas claves para tener en cuenta en tu elección:
- Utiliza una temperatura de color fría para los lugares de uso diurno, como cocinas o zonas de trabajo.
- En las zonas de descanso, como dormitorios o salas de estar, emplea una luz con tonalidad más cálida. Sobre todo durante las tardes y noches, cuanto más rojiza mejor.
- En el caso de estar durante muchas horas delante de un ordenador, es recomendable complementar la luz azul de la pantalla con una lámpara de luz cálida para conseguir un equilibrio lumínico y que no produzca fatiga o estrés.
- Si te levantas por la noche, evita encender luces frías porque interrumpirás la producción de melatonina provocando un mal descanso. Es importante que no quede ningún LED encendido en el dormitorio (como el del televisor) y tratar de utilizar lo menos posible las pantallas azules antes de dormir (móviles, tabletas, ordenadores, televisores…)
- Escoge lámparas con un IRC alto y un tiempo de encendido corto.
- Es recomendable que provoquen el menor campo electromagnético posible. Este dato se comprueba mediante una medición con el equipo adecuado.
- Ten en cuenta que al desecharla contamines lo menos posible. Utiliza lámparas con una vida útil más larga y materiales menos contaminantes.
- Dentro de las lámparas LED, hay una gran variedad. Puedes escoger aquellas que cumplan con las características anteriores. Las de espectro total son las más saludables.
- Evita el uso de lámparas fluorescentes. Provocan muchos parpadeos, su IRC es muy deficiente, tienen un tiempo de arranque demasiado largo y sus desechos son altamente contaminantes.
Te animo a que apliques estos consejos en tu vivienda o lugar de trabajo. Observa el tipo de iluminación que estás utilizando y valora si es beneficiosa o perjudicial. Si tienes alguna duda puedes consultármelo en los comentarios.
Un comentario en “¿Qué tipo de iluminación utilizo? Claves para crear un ambiente saludable”